Thursday, December 26, 2019

Hansel y Gretel A Classic Childrens Story in Spanish

Hansel y Gretel vivà ­an con su padre, un pobre leà ±ador, y su cruel madrastra, muy cerca de un espeso bosque. Vivà ­an con muchà ­sima escasez, y como ya no les alcanzaba para poder comer los cuatro, deberà ­an plantearse el problema y tratar de darle una buena solucià ³n. Una noche, creyendo que los nià ±os estaban dormidos, la cruel madrastra dijo al leà ±ador: —No hay bastante comida para todos: maà ±ana llevaremos a los nià ±os a la parte mà ¡s espesa del bosque y los dejaremos allà ­. Ellos no podrà ¡n encontrar el camino a casa y asà ­ nos desprenderemos de esa carga. Al principio, el padre se opuso rotundamente a tener en cuenta la cruel idea de la malvada mujer. — ¿Cà ³mo vamos a abandonar a mis hijos a la suerte de Dios? Quizà ¡s sean atacados por los animales del bosque? —grità ³ enojado. —De cualquier manera, asà ­ moriremos todos de hambre —dijo la madrastra y no descansà ³ hasta convencer al dà ©bil hombre de llevar adelante el malà ©volo plan que se habà ­a trazado. Mientras tanto los nià ±os, que en realidad no estaban dormidos, escucharon toda la conversacià ³n. Gretel lloraba amargamente, pero Hansel la consolaba. —No llores, querida hermanita —decà ­a à ©l—, yo tengo una idea para encontrar el camino de regreso a casa. A la maà ±ana siguiente, cuando salieron para el bosque, la madrastra les dio a cada uno de los nià ±os un pedazo de pan. —No deben comer este pan antes del almuerzo —les dijo—. Eso es todo lo que tendrà ¡n para el dà ­a. El dominado y dà ©bil padre y la madrastra los acompaà ±aron a adentrarse en el bosque. Cuando penetraron en la espesura, los nià ±os se quedaron atrà ¡s, y Hansel, haciendo migas de su pan, las fue dejando caer con disimulo para tener seà ±ales que les permitieran luego regresar a casa. Los padres los llevaron muy adentro del bosque y les dijeron: —Quà ©dense aquà ­ hasta que vengamos a buscarlos. Hansel y Gretel hicieron lo que sus padres habà ­an ordenado, pues creyeron que cambiarà ­an de opinià ³n y volverà ­an por ellos. Pero cuando se acercaba la noche y los nià ±os vieron que sus padres no aparecà ­an, trataron de encontrar el camino de regreso. Desgraciadamente, los pà ¡jaros se habà ­an comido las migas que marcaban el camino. Toda la noche anduvieron por el bosque con mucho temor observando las miradas, observando el brillo de los ojos de las fieras, y a cada paso se perdà ­an mà ¡s en aquella espesura. Al amanecer, casi muertos de miedo y de hambre, los nià ±os vieron un pà ¡jaro blanco que volaba frente a ellos y que para animarlos a seguir adelante les aleteaba en seà ±al amistosa. Siguiendo el vuelo de aquel pà ¡jaro encontraron una casita construida toda de panes, dulces, bombones y otras confituras muy sabrosas. Los nià ±os, con un apetito terrible, corrieron hasta la rara casita, pero antes de que pudieran dar un mordisco a los riquà ­simos dulces, una bruja los detuvo. La casa estaba hecha para atraer a los nià ±os y cuando à ©stos se encontraban en su poder, la bruja los mataba y los cocinaba para comà ©rselos. Como Hansel estaba muy delgadito, la bruja lo encerrà ³ en una jaula y allà ­ lo alimentaba con ricos y sustanciosos manjares para engordarlo. Mientras tanto, Gretel tenà ­a que hacer los trabajos mà ¡s pesados y sà ³lo tenà ­a cà ¡scaras de cangrejos para comer. Un dà ­a, la bruja decidià ³ que Hansel estaba ya listo para ser comido y ordenà ³ a Gretel que preparara una enorme cacerola de agua para cocinarlo. —Primero —dijo la bruja—, vamos a ver el horno que yo prendà ­ para hacer pan. Entra tà º primero, Gretel, y fà ­jate si està ¡ bien caliente como para hornear. En realidad la bruja pensaba cerrar la puerta del horno una vez que Gretel estuviera dentro para cocinarla a ella tambià ©n. Pero Gretel hizo como que no entendà ­a lo que la bruja decà ­a. —Yo no sà ©.  ¿Cà ³mo entro? —preguntà ³ Gretel. —Tonta —dijo la bruja—, mira cà ³mo se hace —y la bruja metià ³ la cabeza dentro del horno. Rà ¡pidamente Gretel la empujà ³ dentro del horno y cerrà ³ la puerta. Gretel puso en libertad a Hansel. Antes de irse, los dos nià ±os se llenaron los bolsillos de perlas y piedras preciosas del tesoro de la bruja. Los nià ±os huyeron del bosque hasta llegar a orillas de un inmenso lago que parecà ­a imposible de atravesar. Por fin, un hermoso cisne blanco compadecià ©ndose de ellos les ofrecià ³ pasarlos a la otra orilla. Con gran alegrà ­a los nià ±os encontraron a su padre allà ­. à ©ste habà ­a sufrido mucho durante la ausencia de los nià ±os y los habà ­a buscado por todas partes, e incluso les contà ³ acerca de la muerte de la cruel madrastra. Dejando caer los tesoros a los pies de su padre, los nià ±os se arrojaron en sus brazos. Asà ­ juntos olvidaron todos los malos momentos que habà ­an pasado y supieron que lo mà ¡s importante en la vida es estar junto a los seres a quienes se ama, y siguieron viviendo felices y ricos para siempre. This version of Hansel y Gretel is in the public domain. To find lessons related to other words in this story, try using the search box.

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